Tigre en el Zoo de Rotterdam

El Rotterdam Zoo -el Blijdorp Rotterdam Zoo- es un maravilloso lugar al que acudir si se estás de vacaciones en la ciudad de Róterdam. Desde luego, si se viaja con niños, será una visita obligada; pero si se viaja solo o en pareja también constituirá una parada que asombrará y maravillará al visitante. Para recorrerlo, se necesitará un día completo y aunque el precio pueda parecer elevado en principio, bien merecerá la pena.

De entre sus muchas atracciones, gustarán especialmente el mariposario y el Oceanium, donde se podrán ver maravillosos ejemplares de peces así como una de las especies más temidas y admiradas al mismo tiempo: tiburones. Eso sí: ¡con la tranquilidad de verlos tras un cristal! Para los niños, hay atracciones en las que podrán participar y varios restaurantes en los que disfrutar de una buena comida al aire libre. Eso convierte a este lugar en un entorno agradable para toda la familia donde divertirse, comer y educarse.

Otro elemento que convierta a este zoológico en un enclave muy atractivo son los diferentes restaurantes que alberga y los cuales recrean -gracias a una estupenda ambientación- los diferentes continentes. Sin duda, comer en cualquier de ellos será una experiencia divertida y curioso tanto para los adultos como para los más pequeños. Aprender y disfrutar de manjares culinarios internacionales es sin duda un plan atractivo.

Horario y precios

El Zoo de Rotterdam abre sus puertas de nueve a seis de la tarde durante el verano mientras que en invierno abre de nueve a cinco. En cuanto a los precios, los niños entre tres y doce años pagarán 16,50 euros por entrar mientras que los mayores de trece años deberán pagar 21 euros.

Cómo llegar al Zoo de Rotterdam

El Blijdorp Rotterdam Zoo se encuentra a tan solo ocho kilómetros de la Station Rotterdam Centraal, por lo que se puede optar por el transporte público, aunque la mejor forma será en bicicleta e incluso andando, pues de esta última manera se tardará unos cuarenta minutos y se aprovechará la visita para conocer aún mejor la ciudad. Y a la vuelta, quizás también para quemar esas calorías de más que se han adquirido en sus internacionales restaurantes (si es que queda alguna después de un intenso día rodeado de animales y con intensas actividades).

Foto: Akbar Simonse